Los niños con un trastorno del espectro autista pueden tener el doble de probabilidades de experimentar dolor que los niños sin autismo, sugiere un estudio reciente.
“El dolor es una experiencia común pero poco reconocida para los niños con autismo”, dijo la investigadora Danielle Shapiro. Es profesora asistente de psicología clínica en la Universidad de Michigan, en Ann Arbor.
Los niños con autismo pueden experimentar más dolor porque a menudo tienen otras afecciones médicas, como parálisis cerebral, epilepsia, discapacidad intelectual o problemas gastrointestinales, anotaron los autores.
“Los niños con trastorno del espectro autista también tienen sensibilidades sensoriales, lo que significa que las sensaciones físicas pueden experimentarse de manera diferente o molestarles más”, dijo Shapiro. “Las experiencias dolorosas pueden, por lo tanto, causarles más angustia”.
Además, los niños que tienen dificultades de lenguaje y comunicación, que son comunes en el autismo, pueden tener más dificultades para describir experiencias dolorosas, dijo.
Utilizando las respuestas de la Encuesta nacional de salud infantil de 2016 a 2017, el equipo de Shapiro recolectó datos sobre el dolor de casi 1,500 niños con autismo de 6 a 17 años y casi 49,000 niños sin autismo.
A los padres que completaron la encuesta se les preguntó si el año pasado su hijo tuvo dolor físico frecuente o crónico, incluidos dolores de cabeza o dolor de espalda o corporal.
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