¿Por qué el coronavirus es tan peligroso para el corazón?



La emergencia global causada por el SARS-CoV-2 ha hecho que se redoblen esfuerzos tanto en la investigación de las vacunas como en la parte asistencial. Este último aspecto ha impactado negativamente en la atención que se presta a otras enfermedades, sobre todo crónicas, como las patologías cardiovasculares.

Aparte de estos daños indirectos, el estrés mantenido y los problemas sociales derivados de la pandemia han generado un repunte de problemas de salud mental, como la depresión mayor o los trastornos de ansiedad. Estas enfermedades son causa y precipitante de patología cardiovascular. Como también lo son el sedentarismo y los cambios de dieta que origina el confinamiento prolongado.

En tercer lugar, enfermar de Covid-19 puede generar daños directos en nuestro sistema cardiovascular, en forma de daño directo cardíaco, como son las miocarditis, pero también precipitando arritmias cardíacas, insuficiencia cardíaca y problemas de trombosis en distintos territorios vasculares.

Aunque estas tres vías pueden dañar nuestro corazón, me voy a centrar fundamentalmente en el daño directo cardíaco producido por el coronavirus.

¿Por qué el coronavirus daña nuestro aparato cardiovascular?

Como todos los virus, para multiplicarse necesita utilizar la maquinaria de una célula. En este caso, en las células que conforman los pulmones humanos. Para entrar utiliza una llave, presente en su membrana, que es la proteína S. Y la cerradura es un receptor de membrana celular llamado ECA-2.

Esta ECA-2 tiende a la baja en las infecciones por coronavirus. Entre sus funciones está el equilibrio de la presión arterial y la fluidez de la circulación. De ahí que se produzcan efectos colaterales sobre el sistema vascular.

El problema añadido es que este candado no solamente está presente en las células pulmonares, sino que está también en el músculo cardíaco, en el endotelio que recubre los vasos sanguíneos, como nuestras arterias coronarias y en la mucosa intestinal, entre otros.

Por eso, aunque el virus tenga preferencia por las células pulmonares, penetra también en nuestro corazón y nuestros vasos sanguíneos, provocando daño al multiplicarse. Parte de este daño lo genera la propia respuesta inmune. Aunque también, como sistema inmune y sistema de la coagulación están relacionados, el equilibrio de la coagulación sanguínea puede romperse, generándose trombosis.

Así que el virus puede ocasionar estragos a nivel cardiovascular de varias formas distintas: reduciendo el aporte de oxígeno, por el daño pulmonar, infectando directamente el corazón y los vasos, o indirectamente a través de la respuesta inmune de nuestro cuerpo, que genera trombosis e inflamación.

Miocarditis por Covid

El virus puede dañar el músculo cardíaco, haciendo que sus fibras musculares se inflamen, lo que se conoce como miocarditis. Esto se produce por una mezcla de mecanismos, pero fundamentalmente por la respuesta inmune de nuestro organismo para defendernos del virus.

Algo así como cuando un bombardeo genera daños en edificios e infraestructuras de una ciudad tomada por el enemigo. Este daño se ha detectado incluso en casos leves; no obstante, el manejo dependerá, lógicamente, del grado de afectación.

Este daño suele ser reversible pero, si deja cicatrices, a medio-largo plazo podría provocar arritmias. Para medir esta afectación puede utilizarse la cardiorresonancia magnética. Estudios con esta técnica han comprobado lesiones residuales en forma de cicatrices hasta en el 80% de pacientes.

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