La osteoporosis es un trastorno esquelético caracterizado por un compromiso de la resistencia ósea que hace que una persona sea más propensa a sufrir fracturas, principalmente vertebrales, de la extremidad distal del radio y de la cadera. Afecta al 30-40% de las mujeres posmenopáusicas y al 50% de las personas mayores de 75 años. Debo comentar que algunos pacientes acuden a las consultas médicas muy asustados por la osteoporosis o con miedo a padecerla. Lo que les explico es que la mayoría de los casos responden al tratamiento y que no se trata de ninguna manera de una enfermedad grave.
El hueso es un tejido vivo que presenta un sistema continuo de recambio óseo equilibrado durante toda la vida, con una fase de formación y otra de resorción. En la osteoporosis hay un desequilibrio en este proceso, con predominio de la resorción, lo que condiciona una pérdida de hueso. Dicha pérdida se produce de manera más lenta en los varones, mientras que en las mujeres se produce una mayor pérdida tras la menopausia, ello debido a que los estrógenos ayudan a mantener el equilibrio formación/resorción.
Un estudio determinó que 2,4 millones de españoles (1,9 millones de mujeres y 0,5 de varones) mayores de 50 años padecían osteoporosis en el año 2010, como consecuencia de lo cual se produjeron 204.000 nuevas fracturas y se gastaron 2.842 millones de euros (2,8% del gasto sanitario en España). Para el año 2025, debido al envejecimiento poblacional, se estima un aumento de la incidencia de fracturas del 40% y un aumento de los costes del 30%.
Los factores de riesgo más conocidos de padecer osteoporosis son: la edad avanzada, el sexo femenino, la raza blanca, los antecedentes de fractura de cadera de los padres (la herencia condiciona el 40-50% de la masa ósea), el déficit de estrógenos antes de la menopausia o la menopausia precoz (antes de los 45 años), la ingesta de calcio reducida, el peso corporal bajo, la vida sedentaria, la nuliparidad y los tóxicos como el alcohol y el tabaco. También se incluyen algunos fármacos, siendo los más conocidos los glucocorticoides, los inhibidores de aromatasa y los antiandrógenos.
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