En el año 2005, cuando el Dr. Philip Friedlander, Ph. D., terminó su residencia, comenzaban los primeros estudios de ensayos clínicos con inhibidor de punto de control, y estaba muy interesado en la inmunoterapia.
“Algunos de nosotros estábamos sentados en una sala y comenté que quería enfocarme en melanoma”, señaló el Dr. Friedlander.
“Uno de mis amigos dijo algo como: ‘Oh, así que te vas a centrar en cuidados terminales’, y en esa época era una noción muy acertada”, comentó.
Los cambios surgieron por una combinación de varios factores. “Uno fue una mejor comprensión del sistema inmunitario y la biología molecular del melanoma, y también su perfil de mutación”, explicó el Dr. Friedlander. “El segundo fue la capacidad de la industria para desarrollar fármacos dirigidos específicamente a componentes del sistema inmunitario y proteínas mutadas”.
Esto condujo a una serie de nuevos tratamientos del melanoma, entre ellos inmunoterapia con inhibidores de punto de control, como ipilimumab, nivolumab, pembrolizumab, y otros más, así como tratamientos de acción molecular específica dirigidos a BRAF y MEK, por ejemplo, vemurafenib, dabrafenib y muchos otros.
Estos nuevos tratamientos han dado lugar a algunos avances “asombrosos” en el campo del melanoma en los últimos 15 años, añadió el Dr. Jeffrey M. Farma, codirector del Programa de Melanoma y Cáncer de Piel en el Fox Chase Cancer Center , en Filadelfia, Estados Unidos.
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