Botox™, ¿el aliado menos pensado para combatir el bruxismo?



El uso de la toxina botulínica va más allá de la medicina estética y, a los fines de relajar la musculatura facial, es uno de los tratamientos de elección para tratar el trastorno por el que muchas personas tensan la mandíbula y ven afectada su dentadura, el descanso y la calidad de vida.

El ritmo de vida actual, las preocupaciones y el estrés llevan a muchas personas a padecer bruxismo, una afección que lleva a quien la sufre a apretar o rechinar los dientes, ya sea cuando se está despierto o dormido.

Se trata de una afección que genera desgastes dentales y otras consecuencias odontológicas. Y si bien muchos odontólogos indican a sus pacientes el uso de placas dentarias de silicona durante el descanso para mermar los efectos, la calidad del sueño se ve afectada e incluso, según el grado de bruxismo, puede causar dolor tanto en la zona de la mandíbula como en los oídos, entre otras consecuencias.

Es así como desde la medicina estética, el uso de la toxina botulínica se presenta como una solución temporal al problema.

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