La importancia de las distintas etapas de la demencia en la enfermedad de Alzheimer



Cuando hablamos de las distintas fases de la demencia en la enfermedad de Alzheimer, el concepto fundamental es la funcionalidad.[1] Nos permite diferenciar entre un paciente con deterioro neurocognitivo moderado y otro con demencia propiamente dicha: el primero presenta síntomas pero es funcionalmente independiente, mientras que el segundo ha perdido la capacidad para realizar una o varias tareas básicas, con impacto en su independencia.

Dentro de estas tareas, habitualmente distinguimos entre actividades básicas e instrumentales. Las actividades instrumentales son las primeras en deteriorarse, por su mayor complejidad. Algunos ejemplos son manejar la medicación, el dinero y las finanzas domésticas, conducir, cocinar, limpiar o utilizar tecnología. Las actividades básicas de la vida diaria, en cambio, se ven afectadas mucho más tarde. Forman parte de este grupo acciones como girarse en la cama, mantenerse en pie, caminar, ir al baño y usarlo, asearse, vestirse o comer.

Detectar rápido la pérdida de estas actividades permite situar al paciente en la fase adecuada de su enfermedad y ajustar consecuentemente la atención que precisa, tanto medicamentosa como social o de apoyo familiar.

Estadio precoz de la enfermedad de Alzhéimer: deterioro neurocognitivo leve

La persona es capaz de funcionar de forma independiente. Puede conducir, trabajar y tomar parte en actividades sociales. En este punto, lo más importante es garantizar una buena salud física y mental, que el paciente esté conectado al sistema sanitario y que siga una rutina que incluya interacción social.

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