Los libros no solo acompañan y estimulan la imaginación y la creatividad, sino que ayudan a nombrar y comprender sentimientos que los niños atraviesan, y quizá no sepan expresar. Cuáles son sus usos educativos, de rehabilitación y de promoción de la salud mental.
Cuando una editorial me convocó a escribir un cuento para niños recuerdo exactamente el momento en el que vino a mi memoria una historia de ahora y una canción infantil de cuando era muy pequeña:Tengo una muñeca vestida de azul con su camisita y su canesú. La saqué a paseo, se me resfrió, a metí en la cama con mucho dolor…
Esta canción finalmente la incluí en mi libro “La niña deshilachada”, sobre prevención de la violencia sexual.
¿En qué lugar de mi memoria estaba esperando esa canción para ser utilizada?
Mucho antes de poder leer por sus propios medios los niños y niñas ya han experimentado relatos fantásticos, canciones, películas, poemas y hasta avisos comerciales que los conectan con el mundo sensible de las palabras.
La historia de un lector se inicia en su más temprana infancia. Desde allí comienza a construirse una relación afectiva y estética con las palabras y después con las letras. El arrullo de las canciones de cuna, las letanías y relatos antes de dormir comienzan a asociarse de manera indisoluble con lo literario.
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