El colesterol es muy importante porque, de hecho, es uno de los factores de riesgo de enfermedad arterial. Es, ante todo, es una sustancia normal, los seres humanos podemos vivir sin colesterol. Tenemos que tener un nivel normal de colesterol, porque todas las células tienen membranas, tanto en su cubierta como en su interior, que requieren y necesitan colesterol para su construcción, para poder vivir.
También sirve para sintetizar hormonas, y ni que hablar la importancia que tiene en las células cerebrales, las neuronas. Pero, dicho esto, vemos que por encima de un nivel considerado normal, el colesterol comienza a dañar. ¿Por qué? Porque sobra.
¿Cuáles son los síntomas del colesterol?
Una de las trampas del colesterol alto es que no da síntomas, uno se entera porque se hizo un análisis de laboratorio o porque aparece una complicación.
¿Cuáles son los tipos de colesterol?
Cuando un médico indica un análisis de colesterol, básicamente solicita tres indicadores: el colesterol total, el colesterol LDL y el colesterol HDL. El total es el total de colesterol que le pueda analizar en la sangre. El LDL es la lipoproteína de baja densidad, es el que se llama, habitualmente, malo. Y está el HDL, que es una lipoproteína de alta densidad, que habitualmente se lo conoce como colesterol bueno.
El colesterol circula por la sangre, tanto a través de la ingesta de alimentos como de la producción natural en nuestro organismo, principalmente en el hígado. Sin embargo, es importante destacar que el LDL, considerado el colesterol “malo”, viaja a través de las arterias y puede provocar su obstrucción al formar placas de ateroma de color amarillo, compuestas por depósitos de colesterol.
Estas obstrucciones arteriales pueden causar enfermedades graves. Si se obstruye una arteria coronaria, por ejemplo, se corre el riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio u otras enfermedades cardíacas.
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