El acoso escolar se caracteriza por romper el equilibrio y la estabilidad psíquica de la víctima. A más de medio siglo del primer estudio al respecto, aún es habitual. La tarea pendiente está en la formación vivencial y socioafectiva en las aulas, junto a las familias.
“Soy María y mis compañeros me hacen bullying. No sé cómo evitarlo. Todo lo que hago para que esto cambie no sirve. Siempre estoy con una pelota en la boca del estómago. Son las mismas chicas con las que vengo desde Jardín, pero hay una que me odia y las otras la siguen. Estoy triste y no quiero seguir acá”.
“Me llamo José y algunos de mis compañeros me hacen bullying. No soy el único que la pasa mal. Todo por un chico que antes venía al colegio y me jodía. Ahora no está, pero los amigos y la novia siguen en mi curso. A veces lo encuentro en la salida. Mi viejo habló con el director y después con sus padres, pero no pasó nada. Un día mi papá lo amenazó y ahora lo denunciaron. Soy buen alumno, pero en la escuela nadie me ayuda. Después de tanto tiempo me están por cambiar. Esto es una m…”
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