¿Cómo, erecciones de más de cuatro horas?



Algunos hombres sueñan con lograr erecciones por tiempo prolongado, sin embargo, para quienes presentan esa rigidez durante varias horas, el estereotipo de virilidad puede convertirse en una verdadera pesadilla.

El Priapismo ha sido definido por la Fundación Americana para las Enfermedades Urológicas (AFUD, por sus siglas en inglés) como “la condición patológica caracterizada por una erección peniana mantenida y generalmente dolorosa, que no está relacionada con la estimulación sexual. Ocurre por un desequilibrio entre el flujo arterial y el drenaje venoso del pene”.

Los autores cubanos de la investigación Caracterización epidemiológica, diagnóstica y terapéutica de pacientes con Priapismo, refieren que “a pesar de los prejuicios machistas de quienes hacen caso omiso a los síntomas, su incidencia -no muy alta- ha sido demostrada en todas las regiones de Cuba, mientras que a escala mundial es de 1,5 por 100 000 habitantes al año, y en mayores de 40 años llega a ser de 2,9”.

“El Priapismo es una urgencia urológica poco frecuente que puede estar en relación con dos mecanismos fisiopatológicos claramente diferenciados: obstrucción de la salida venosa de los cuerpos cavernosos (Priapismo venooclusivo) o bien por la llegada a aquellos de un exceso de flujo arterial (Priapismo arterial)”, aseguran los expertos de la revista médica Elsevier.

Acerca de los agentes desencadenantes de dicha patología, en el caso del venoclusivo, los de Elsevier apuntan que la inyección de sustancias vasoactivas en el espacio intracavernoso o por vía oral para el tratamiento de la disfunción eréctil constituye la primera causa de Priapismo. Asimismo otros fármacos antihipertensivos, antagonistas del calcio, psicofármacos, anticoagulantes, andrógenos, omeprazol e incluso hay descritos casos en relación con dosis excesivas de sildenafilo.

Además de los medicamentos antes expuestos y las idiopáticas, explican estos especialistas que existen otras causas del Priapismo venooclusivo, entre las que destacan: abuso de sustancias (alcohol, marihuana, cocaína), enfermedades hematológicas (mieloma o algún tipo de leucemia), neoplasias (vejiga, próstata, recto), enfermedades neurológicas que causan una alteración del mecanismo neurológico de la erección (encefalopatías, esclerosis múltiple, compresión medular, traumatismos medulares, tabes dorsal) y otras menos frecuentes: infecciosas (tularemia, parotiditis, ricketsiosis, paludismo), inflamatorias (prostatitis, tromboflebitis), amiloidosis, enfermedad de Fabry, gota y otras causas (monóxido de carbono, nutrición parenteral).

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