
Helicobacter pylori, o H. pylori, es una bacteria de forma espiral que crece en la capa mucosa que recubre el interior del estómago humano.
Para sobrevivir en este medio hostil, ácido, del estómago, la bacteria H. pylori secreta una enzima llamada ureasa, la cual convierte la urea química en amoniaco. La producción de amoniaco al derredor de H. pylori neutraliza la acidez del estómago, para hacerlo más acogedor para la bacteria. Además, la forma espiral de H. pylori le permite penetrar la capa mucosa, la cual es menos ácida que el espacio interior, o lumen, del estómago. La bacteria H. pylori puede también adherirse a las células que revisten la superficie interna del estómago.
Aunque las células inmunitarias, las cuales reconocen y atacan normalmente a las bacterias invasoras, se acumulan cerca de los sitios de infección por H. pylori, ellas no pueden llegar al revestimiento del estómago. Además, dicha bacteria ha creado medios de interferir en las reacciones inmunitarias locales, lo que las hace ineficaces para que eliminen esta bacteria (1, 2).
H. pylori ha coexistido con el ser humano por miles de años y la infección por esta bacteria es común. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) calculan que casi dos tercios de la población mundial albergan la bacteria, y los índices de infección son mucho más elevados en los países en desarrollo que en las naciones desarrolladas.
Aunque la infección por H. pylori no causa enfermedades en la mayoría de las personas infectadas, sí es un factor principal de riesgo de úlcera péptica y es responsable de la mayoría de las úlceras de estómago y del intestino delgado superior. El Instituto Nacional de la Diabetes y Enfermedades del Aparato Digestivo y de Riñón tiene más información acerca de la bacteria H. pylori y de la enfermedad de úlcera péptica.
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