Los alimentos ultraprocesados “son formulaciones industriales principalmente a base de sustancias extraídas o derivadas de alimentos, además de aditivos y cosméticos que dan color, sabor o textura para intentar imitar a los alimentos. Estos productos están nutricionalmente desequilibrados”, según define la Organización Panamericana de la Salud (OPS),
Además, “tienen un elevado contenido en azúcares libres, grasa total, grasas saturadas y sodio, y un bajo contenido en proteína, fibra alimentaria, minerales y vitaminas, en comparación con los productos, platos y comidas sin procesar o mínimamente procesados”, de acuerdo a la entidad sanitaria.
Este grupo incluye productos como galletas empaquetadas, gaseosas, snacks, embutidos, entre otros.
Comprender su impacto concreto en el organismo sigue siendo un desafío, principalmente porque medir con precisión cuántos ultraprocesados consume una persona resulta difícil. En un estudio publicado ayer en la revista PLOS Medicine, expertos propusieron una nueva metodología que podría cambiar este panorama.
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