En Latinoamérica, la puesta en marcha de programas de salud mental en el ámbito de la atención primaria ha sido hasta el momento insuficiente y heterogénea, según los resultados de una investigación publicada en The Lancet Regional Health – Americas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto la implementación de esta estrategia a nivel global, en especial para regiones que experimentan brechas en el tratamiento de padecimientos mentales, pero lo observado en Latinoamérica halló reflejo en una investigación que informa una escasa participación comunitaria y que halló la falta de infraestructura como una limitante importante.
El asunto resulta preocupante, sobre todo en una región caracterizada por el bajo acceso que tienen las y los pacientes a la salud mental pública y la elevada morbimortalidad e impacto en la calidad de vida que aquí acarrean algunas enfermedades mentales incapacitantes y comunes, como la depresión, la ansiedad o el trastorno por estrés postraumático.
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