El té de jazmín, una de las infusiones más populares y aromáticas del mundo, tiene una historia que se remonta a más de mil años. Su origen se sitúa en China, durante la dinastía Song (960-1279 d.C.). En ese entonces, el té verde comenzó a fusionarse con las flores de jazmín, creando una bebida que no solo cautivó por su delicado aroma, sino también por sus propiedades medicinales.
El nombre jazmín proviene del persa “yasmin”, que significa “fragancia”. Esto es un reflejo directo del atractivo olfativo de la flor, que con su dulzura y frescura ha sido apreciada por diversas culturas. Durante siglos, el té de jazmín fue considerado más que una simple infusión; se le atribuyó el estatus de “elixir de la vida” gracias a su capacidad para revitalizar tanto el cuerpo como la mente.
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