Se han encontrado microplásticos en los pulmones, el hígado, la sangre y el corazón. Ahora, los investigadores informan que han encontrado los primeros indicios de la presencia de estas sustancias en el cerebro humano.
En un estudio reciente de una serie de casos en el que se examinó tejido del bulbo olfatorio de personas fallecidas, 8 de los 15 cerebros postmortem mostraban la presencia de microplásticos, sobre todo polipropileno, un plástico que se suele utilizar en envases de alimentos y botellas de agua.
Con un tamaño inferior a 5 mm, los microplásticos se forman con el tiempo a medida que los materiales plásticos se descomponen, pero no se biodegradan. La exposición a estas sustancias puede tener lugar a través de los alimentos, el aire y la absorción cutánea.
Aunque los científicos están descubriendo más sobre el modo en que el organismo absorbe estas sustancias, sigue habiendo dudas sobre cuánta exposición es segura, qué efectos, si es que hay alguno, podrían tener los microplásticos en la función cerebral y qué deberían decir los médicos a sus pacientes.
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