El virus de Epstein-Barr (VEB) es nuestro compañero constante, pues se calcula que infecta a 90%-95% de las personas adultas. La mayoría nos infectamos por primera vez de infantes, cuando el microorganismo puede desencadenar síntomas de resfriado y gripe; además, causa la mononucleosis, o enfermedad del beso, una fiebre glandular que ha afligido a generaciones de jóvenes enamorados.
Tras la infección, el virus de Epstein-Barr se instala a largo plazo y permanece en el organismo hasta la muerte. Se creía que era en gran medida inocuo, pero ahora está implicado como causa de varios tipos de cáncer incluidos el linfoma y los tumores nasofaríngeos y de la esclerosis múltiple. En 2022, un histórico estudio publicado en Science señaló que la infección previa por el virus de Epstein-Barr es la causaprincipal de la esclerosis múltiple.
Si bien no hay muchas implicaciones para el tratamiento actual, un mayor conocimiento del origen de la esclerosis múltiple podría ayudar a neurólogos a diagnosticar y tratar mejor a las y los pacientes, según las voces expertas. El objetivo es descubrir pistas que “puedan ayudarnos a comprender un poco mejor la esclerosis múltiple y revelar conocimientos que podrían conducir a un nuevo tratamiento modificador de la enfermedad”, dijo a Medscape Noticias Médicas en una entrevista Bruce Bebo, Ph. D., vicepresidente ejecutivo de investigación de la estadounidense MS Society.
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