La deficiencia de vitamina D se establece como niveles inferiores a <20 ng/ml (las guías de la Endocrine Society definen los niveles entre 20 y 30 ng/ml como insuficiencia). Esta deficiencia se considera un problema de salud pública, relacionándose con diversas patologías como el cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares y autoinmunes. Las mujeres embarazadas son especialmente vulnerables a esta deficiencia, ya que durante el embarazo la fuente de vitamina D para el feto proviene exclusivamente de la madre. Su deficiencia se ha asociado a enfermedades posteriores en el feto como asma infantil, anomalías en el esqueleto o un peor neurodesarrollo.
Un equipo científico liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) analizó cuáles son los posibles determinantes ambientales que influyen en los niveles de vitamina D en las mujeres embarazadas en España.[1]
El estudio contó con datos de más de 2.000 mujeres participantes en las cohortes del Proyecto INMA-infancia y medio ambiente, de Guipúzcoa, Sabadell y Valencia. Específicamente, los datos de este estudio fueron recopilados de mujeres embarazadas entre 2003 y 2008.
Tras el análisis de más de 100 factores ambientales, sociodemográficos y de comportamiento, los autores señalaron que son las mujeres más jóvenes, aquellas con un índice de masa corporal (IMC) más alto y las que residen en áreas con más contaminación y menores niveles de humedad y radiación ultravioleta las que tienen un mayor riesgo de presentar deficiencia de vitamina D.
Leer noticias en Medscape