La rutina de bañarse todos los días es una práctica común en muchas culturas, considerada esencial para la higiene personal. Sin embargo, en los últimos tiempos, ha surgido un debate sobre si esta costumbre es realmente necesaria o si podría tener efectos adversos para la salud.
Según un estudio de la Universidad de Harvard, existe un impacto negativo en la salud corporal de las personas. Las personas se bañan con regularidad porque les preocupa su olor, para estar activos durante la jornada laboral, y después de una rutina de ejercicio.
El artículo plantea que la frecuencia ideal de baño varía de persona a persona. Aquellos que tienen una vida activa o trabajan en ambientes calurosos pueden beneficiarse de las duchas diarias para eliminar el sudor y la suciedad. Por otro lado, las personas con piel sensible pueden necesitar ducharse con menos frecuencia para mantener la salud de su piel.
La clave está en encontrar un equilibrio y practicar la moderación. Bañarse cuando sea necesario para mantener una buena higiene es importante, pero no siempre es necesario hacerlo a diario. Usar agua tibia en lugar de caliente y optar por productos suaves para el cuidado de la piel puede ayudar a prevenir la sequedad y la irritación.
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