Los estudios sociológicos y psicológicos muestran que, bajo estrés, las personas con frecuencia permanecen tranquilas y cooperativas. Lo que se da más, en lugar de la evitación egoísta, es la cooperación y la búsqueda de contactos, que son nuestras respuestas principales a la amenaza. Lo que aumenta en tiempos de ansiedad y amenaza no es un impulso para ayudarse a uno mismo a toda costa, sino un impulso intuitivo para ayudar a los demás. La desafortunada consecuencia es que, en respuesta a la amenaza actual deseamos contacto social, particularmente con los seres queridos y los más vulnerables.
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