
El cáncer de mama constituye un problema de salud de gran repercusión en la población femenina por su alta incidencia y mortalidad. Resulta la segunda causa de muerte entre las mujeres, solo precedida por el cáncer de pulmón. Aunque su pronóstico ha mejorado notablemente en los últimos años, y la supervivencia actualmente es elevada, el propio proceso y los tratamientos que se aplican tienen importantes repercusiones personales y familiares. El diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad produce una gran incertidumbre y sentimientos de falta de control sobre la vida en las mujeres afectadas. Es frecuente encontrar sentimientos de soledad, miedo, temor y falta de recursos frente a una situación que le es nueva y traumática.
Hablar de cáncer de mama es hablar de una enfermedad compleja tanto desde el punto visto físico como psicológico. Son muchos los retos que supone su diagnóstico, por un lado los tratamientos, muchas veces se hace necesario la utilización de cirugías rutilantes y las quimioterapias prolongadas con todos los efectos secundarios que implican. Intentar combinar la recuperación después de la operación, con el enfrentamiento a la familia, y en especial enfrentar a la pareja sexual, unido a los compromisos de trabajo, puede tener una repercusión significativamente negativa en las mujeres afectadas.
Leer Noticias en Rev.Med.Electrón. vol.40 no.4; 2018
