Iván ha recorrido los ocho kilómetros que separan su hogar del consultorio 51 en el poblado de Las Ovas, alrededor de 576 veces en los últimos dos años. El transporte es pésimo pero su aspecto impecable, su bata blanquísima y su semblante siempre apacible a pesar de las dificultades. Los vecinos le saludan con la familiaridad que el roce diario brinda a quienes ya no le sienten como un extraño, pues ponen en manos de este médico, toda la confianza.
A sus casi 25 años de servicio no recuerda bien porqué quiso estudiar Medicina, tal vez porque la Defectología se le haría un tanto difícil de aprender si la impartían en ruso. Lo importante es que resultó ser excelente en su labor. Las dotes de buen comunicador y el carisma que le caracteriza no se los enseñaron en la Facultad, esos le abren caminos y corazones agradecidos.
Leer Noticias en Guerrillero Agosto 13, 2019