Estás a las afueras de un salón de operación esperando que concluya la intervención quirúrgica de alguien muy querido por ti, o a cinco minutos de exponer la tesis de fin de carrera, o a punto de una cita con esa persona que tanto te gusta. De momento tu seguridad y valentía desaparecen, y comienzas a sentir el revoloteo de mariposas en tu estómago.
Aunque el detonante de dicha experiencia es de carácter psicológico, la ciencia explica esta sensación que casi siempre resulta muy perturbadora.
Según Bradley Elliott, profesor de Fisiología de la Universidad de Westminster, “en lugar de mariposas reales que brincan alrededor de su intestino grueso, por supuesto, está sucediendo algo más científico, y todo depende de su sistema nervioso”.