En plena faena, sudoroso, bazuca en mano, nasobuco para proteger su nariz y boca; así encontré a Luis Alberto Vega Cuní (Papín), reservista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) que apoya como operario, la campaña intensiva que tiene lugar en la provincia, contra el mosquito del género Aedes.
Desde hace tres semanas, dejó atrás su oficina en la dirección provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas, recibió preparación básica y salió a las comunidades a acometer las acciones adulticidas intradomiciliarias. Ahora forma parte de los 34 uniformados del área de salud del policlínico Pedro Borrás, con un universo a fumigar de nueve mil 800 viviendas.
“La situación con las lluvias y el calor, nos coloca en una desventajosa realidad, ya que sirve de criadero al mosquito causante del dengue, el Zika y otras enfermedades.
“Por eso creo que esta tarea tiene una gran importancia porque tributa a la seguridad nacional y contribuye con el bienestar de las personas. La estamos haciendo casa a casa, con una excelente calidad, a veces por más de 10 horas.
“Hay un buen estado de opinión de la población y un agradecimiento por el trato y la calidad con la que se ha venido trabajando. Ya nos esperan y son mínimas las que quedan cerradas. Nos sentimos acompañados también por Salud Pública, por la FAR, y el resto de las autoridades”, dijo satisfecho Vega Cuní.
En espera de los fumigadores estaba la ciudadana Olga Pérez Capote, enfermera jubilada, vecina del edificio RV 2633, apto 6, en el reparto Raúl Sánchez de la capital pinareña.
“Ellos nos atienden muy bien a nosotros, creo que la tarea es muy importante y mis vecinos lo han concientizado así. En esta zona no dejamos que quede ninguna casa sin recibir tratamiento autofocal”.
En conversación con Alfredo Martínez Soto supervisor provincial del área de salud Pedro Borrás, este confirmó que efectivamente, ya en la tercera semana de iniciada la etapa, es menor el índice de casas cerradas.
“Todos los días después de las cinco de la tarde, dos operarios se encargan de recuperar las viviendas que quedan sin fumigar; en un inicio era mayor el número, pero poco a poco, los pobladores se habitúan al día que les toca y ganan en conciencia”.
Las lluvias recientes impidieron el trabajo el pasado lunes, que correspondía al reparto Ceferino Fernández Viña, popularmente conocido como Capó, por lo que indicó Martínez Soto que “paulatinamente con el apoyo de una máquina y una pareja de reservistas, estamos recuperando las mil 700 viviendas enclavadas en esa demarcación, para que no quede ninguna sin tratamiento en la semana”.
Con ese empeño se entregan a la tarea de eliminar los focos del mosquito Aedes Aegypti, no solo los vinculados a esta área de salud, sino a las del resto de la capital provincial, conscientes de que cometen la importante función de salvar vidas.