Alrededor del 20% de los adultos en el mundo conviven con dolor crónico. Los tratamientos habituales, como medicamentos, fisioterapia y cirugía, no logran brindar alivio suficiente a muchas personas que lo padecen.
Un nuevo estudio de la Universidad de Aalborg, en Dinamarca, fue publicado en la revista European Journal of Pain y aportó claves al señalar el vínculo entre la calidad del sueño y la sensibilidad al dolor, especialmente en la población femenina.
La investigación partió de una pregunta específica: ¿pueden pequeñas interrupciones del sueño aumentar la percepción de dolor en personas sanas?
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