La rigidez y la pérdida de flexibilidad se convierten en problemas cotidianos a medida que se avanza en la mediana edad. Muchas personas experimentan dificultades para moverse con soltura al levantarse o después de permanecer largos períodos sentadas o acostadas.
Esta sensación, común a partir de los cincuenta años, está relacionada con cambios naturales en músculos, articulaciones y huesos, así como con una disminución en la lubricación articular que dificulta la movilidad.
Lucy Macdonald, fisioterapeuta y portavoz de la Chartered Society of Physiotherapy, destacó a The Times que “muchas personas sienten que simplemente están más rígidas y que los movimientos requieren más esfuerzo al llegar a los cincuenta”.
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