Una vacuna de rutina podría ofrecer más que protección contra el virus de la varicela-zóster: podría ayudar a retrasar o prevenir la demencia, según un sólido ensayo realizado por investigadores de la Universidad de Stanford y publicado en la revista Nature. Los resultados ofrecen una nueva herramienta potencial en la lucha contra el deterioro cognitivo.
Durante años, los científicos han explorado los posibles vínculos entre los herpes virus neurotrópicos y la demencia. Algunas evidencias sugieren que las infecciones causadas por estos patógenes podrían contribuir a la neurodegeneración. Si bien la vacunación se utiliza comúnmente para prevenir infecciones, investigaciones recientes indican que las vacunas, especialmente las de virus vivos atenuados, pueden tener efectos más amplios en el sistema inmunitario, influyendo en ocasiones en afecciones no relacionadas con la enfermedad en cuestión.
Sin embargo, estudios previos que han examinado la relación entre las vacunas y la demencia se han enfrentado a un desafío clave: distinguir la correlación de la causalidad. Muchos simplemente han comparado las tasas de demencia entre personas vacunadas y no vacunadas, pero este enfoque es propenso a sesgos.
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