En la madrugada del pasado sábado la comunidad médica y la sociedad pinareña fueron sorprendidas por el fallecimiento en el hospital general docente Abel Santamaria Cuadrado del prestigioso doctor Eugenio Agustín García Capote víctima de un edema agudo del pulmón. El muy querido y respetado especialista en gastroenterología y profesor consultante de la Universidad de Ciencias Médicas de Pinar del Río nos dejó físicamente pero lega una extensa obra salubrista. Nació el 28 de agosto de 1947 en Pinar del Río. Uge como cariñosamente era conocido en su barrio y entre amigos, desde muy joven era admirado como un gran ser humano con una sensibilidad especial para con los que le rodeaban. Un ejemplo de persona con muchas cualidades especiales que destacar entre estas su afabilidad, amistad y sentido del humor.
Matricula medicina en 1967 hasta graduarse de Doctor en Medicina, luego como discípulo de otro grande de la medicina en Vueltabajo y de la Gastroenterología, el profesor Juan Álvarez Guash, fue su primer interno vertical de la especialidad en la provincia y se gradúa de especialista de primer grado en gastroenterologia. Profesor Auxiliar y luego obtuvo el segundo grado de su especialidad, fue jefe de servicio, y profesor por más de 30 años como docente. Se distinguió como gran médico ocupado y preocupado siempre de sus pacientes a tal extremo que se volvían amigos y se integraban como familia. El magnífico gastroenterólogo de sólida formación demostró en no pocas oportunidades sus envidiables habilidades endoscópicas, distinguido como afable profesor de medicina y gastroenterología un verdadero maestro de Gastroenterología, siendo el formador de varias generaciones de esa especialidad en la provincia. Integró numerosos tribunales de pase de año y especialidad, supo enseñar como mantener la calma ante una crisis médica, y buscar una solución viable para la calidad de vida del paciente, contagiaba a su colectivo con el optimismo necesario que debe asistir a todo profesional de la salud.
Existe la costumbre de buscar resignación para la adaptación a su ausencia. No es su caso, porque nos ha dejado suficientes recuerdos, alegrías, consejos y enseñanzas que harán imposible no mencionarlo y citarlo en el ámbito de la especialidad, como ciudadano y revolucionario. Tuvo el privilegio poco usual de disfrutar en vida de innumerables manifestaciones de reconocimiento por sus colegas, alumnos y de su pueblo, que con disímiles maneras manifiesta su dolor. Por voluntad propia su cadáver fue cremado y sepultadas sus cenizas por decisión familiar en ceremonia íntima a las tres de la tarde del domingo 22 de enero.
A Teresita su viuda, a sus hijos, nietos, hermanos y amigos las más sentidas condolencias. Descanse en Paz el amigo sincero de un pueblo que no lo olvidará.
Dr. Joaquín Pérez Labrador y aportes de colegas y amigos.
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