Que no descanse en Paz el legado del Dr. Iván Arenas



Los museos guardan la historia de los pueblos y con estos la de sus hombres y mujeres, así es como atesoran estos santuarios hechos, eventos e historias de personalidades para la memoria popular.
Algo similar sucedió este 3 de febrero de 2024 con “la actividad” como diría el inolvidable neurocirujano Dr. Iván Arenas, efectuada para rendir tributo a su memoria. La de un guanabacoense naturalizado pinareño por aclamación, que se efectuó en el museo provincial de historia de Pinar del Río.
Una emocionada y masiva presencia de una amplia representación de amigos, profesores, discípulos, colegas, pacientes y familiares que colmaron las salas del museo para compartir testimonios del privilegio que tuvimos de sus vínculos afectivos y profesionales con el también profesor titular, consultante y especialista de segundo grado en Neurocirugía fallecido en su domicilio el pasado 10 de enero en Miami, EU a causa de un infarto cardíaco.
Por decisión famliar sus cenizas retornaron a descansar en su querido Pinar pero antes pudimos compartir algunas memorias de muchos que tanto lo quisieron y conservarán sus enseñanzas, actuaciones y recuerdos como un legado necesario.
Un sencillo monumento con sus cenizas junto a una reciente foto muy conocida del médico y flores, presidió “la actividad” donde con el pecho apretado y húmedos sus ojos, varias personas recordaron anécdotas que caracterizaron su persona, sus actuaciones y sobre todo, su condición de cubano natural y sencillo, solidario siempre desde lo principal: el paciente, pero sobre todo con el más necesitado.
Vivencias de su estancia como médico especialista en el exterior, o enseñar a superar errores en la práctica profesional a estudiantes y colegas, o en el comportamiento médico con su lenguaje desenfadado, preciso e insolente pero legítimo, suficiente como para dejar una sentida huella, fueron anécdotas expresadas en el agradecimiento final de “la actividad” como reiteró cargada de emoción su hija Dra. Ivett en su agradecimiento en nombre de la familia a todos los que tuvieron el gesto de acompañarlos con tantos mensajes de aliento, y hoy con su presencia.
Así, digna y natural como aprendió con la complicidad de su padre dió por terminada “la actividad”.
Que su ejemplo no descanse en Paz, sino que se active y perdure en el desempeño de todos los que lo supimos identificar en su actitud donde siempre lo más importante para él era el paciente, y deberá serlo por cada uno de nosotros desde nuestras ocupaciones en favor de lograr la calidad de los servicios de salud que demanda nuestro pueblo.
Dr. Joaquín Pérez Labrador
Profesor Consultante

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